¿Sufre con sólo imaginar que debe hablar en público? No se preocupe, es un fenómeno tan común, que según un estudio de Stanford University, el 90% de las personas reconoce sentir algún nivel de ansiedad al enfrentar una audiencia.
El pánico escénico se explica por el miedo a “no cumplir con los estándares que se esperan” de su presentación y/o a “hacer el ridículo” producto de equivocaciones u olvidos.
Los síntomas más comunes son una menor capacidad de concentración, mayor ritmo cardíaco, tensión muscular, sequedad bucal, piel sonrojada y temblor en las manos y en la voz.
En mi experiencia, estos desagradables síntomas van disminuyendo a medida que va adquiriendo mayor práctica, va aplicando distintas técnicas de oratoria y ve cómo sus resultados son positivos.
Adicional a lo anterior, hay una serie de buenas prácticas que ayudan para que cada presentación le resulte más agradable:
1. Practique, practique y practique: el impacto de cualquier presentación está totalmente relacionado al tiempo de preparación invertido en que esta salga bien, y ese tiempo de preparación es muy importante que incluya la práctica.
Lo ideal es practicar solo o con su coach y luego frente a grupos de confianza que le puedan hacer sugerencias. Aquí no se trata de pensar qué va a decir en cada momento de la presentación, se trata de ensayar en voz alta para recrear la situación.
Al practicar, es fácil identificar las debilidades de la presentación y subsanarlas. El cerebro, al haber pasado por la situación previamente, se sentirá más tranquilo al tener identificados los riesgos y ver que es capaz de enfrentarlos.
2. Comience enfrentando audiencias pequeñas: si enfrentar una audiencia se siente amenazante, una “gran audiencia” puede ser aterradora. Para las personas que sufren de pánico escénico, mi sugerencia es ir dando pequeños pasos hasta sentirse cómodo,
3. Piense las preguntas que podrían salir del público y tenga preparadas las respuestas.
4. Utilice el poder del lenguaje corporal adoptando posiciones de poder y cambie su estado de ánimo: hace unas semanas publiqué la charla TED de Amy Cuddy donde se refiere a la habilidad que tenemos de cambiar nuestro estado de ánimo simplemente modificando la posición de nuestro cuerpo. Puntualmente, si adoptamos posiciones de “personas poderosas”, nos sentiremos poderosas y perderemos los nervios.
5. Distraiga a su cerebro antes de la presentación: no hay mejor mecanismo de olvidar los nervios que obligar al cerebro a estar en el aquí y en el ahora. Ejercicios simples que lo obliguen a estar totalmente concentrado, como decir trabalenguas o hacer sudoku.
6. Tome agua: la boca normalmente se reseca con el miedo a hablar en público y el agua no muy fría es una buena ayuda.
7. Respire profundo: el miedo se caracteriza por respiraciones cortas en la parte alta de los pulmones. Si usted llena sus pulmones de aire, con inhalaciones y exhalaciones largas, se sentirá automáticamente más tranquilo. También puede inhalar llenando al máximo sus pulmones y aguantar la respiración lo máximo que pueda. Además de ayudarlo con el oxígeno, lo ayudará a distraer su atención del nerviosismo.
Aplicar estas medidas pueden ayudarlo a mejorar su nivel de confianza en sus presentaciones y a controlar su miedo escénico.